Durante las vacaciones, un fin de semana, unas horas… ¿qué vínculos crean los más pequeños con sus abuelos y qué les aportan ese tiempo compartido? El psiquiatra infantil, Frédéric Kochman, analiza los testimonios de padres y abuelos. Descubre cuál debe ser la actitud y el papel de los abuelos con sus nietos, según los expertos.
¿Cómo deben actuar los abuelos con sus nietos?
– “No soy muy severa con Mia, mi nieta de 2 años. Cuando dice a todo que no, en lugar de oponerme a ella, cambio de tema. Mi papel no es educarla, eso es cosa de sus padres”. Monique, abuela de Mia.
El punto de vista de Frédéric Kochman, psiquiatra infantil.
Los abuelos suelen ser más flexibles que los padres con las normas educativas. Pueden leer dos cuentos por la noche en lugar de uno, dejar que el nieto escoja el menú y tome menos verdura en las comidas. Este paréntesis durante el cual tiene menos prohibiciones es muy bueno para el niño, porque se siente más libre. El pequeño soporta mejor la autoridad de la vida cotidiana porque, de vez en cuando, cuenta con estas “válvulas de escape”. Pero los abuelos no deben renunciar a imponer límites: su ausencia produciría inquietud en su nieto. E ir en contra de las bases educativas impuestas por los padres no sería muy respetuoso para con ellos. Por último, los abuelos no tienen por qué soportarlo todo, especialmente la mala educación, a pesar de todo el cariño que sienten por su nieto.
– “A nuestro nieto de 3 años le encanta que le enseñemos foto de su padre cuando era bebé. En su momento guardamos un camioncito que tenía nuestro hijo, y Théo se lo ha apropiado”. Madeleine, abuela de Théo.
El punto de vista de Frédéric Kochman, psiquiatra infantil.
Esos recuerdos que los abuelos transmiten a su nieto son muy valiosos para él. Le permiten encontrar su sitio en el árbol genealógico familiar. se siente alguien porque pertenece a una familia y se integra en una historia. Eso le ayuda a construir su personalidad y a crecer en un entorno que transmite confianza. Además, saber que papá y mamá fueron pequeños como él y ahora se han convertido en adultos le da una perspectiva de futuro muy estimulante: algún día también él se hará “mayor” como ellos.
– “Cuando se queda con mis padres, Louis hace todo tipo de actividades con ellos que nosotros no podemos compartir con él por falta de tiempo. Lo llevan al zoo, hacen pasta de sal, tartas… Le encanta, ¡y a nosotros también!”. Karine, madre de Louis, de 2 años y medio.
El punto de vista de Frédéric Kochman, psiquiatra infantil.
Los niños, al igual que sus padres, están atrapados en el torbellino del ritmo de vida cotidiana. Por eso necesitan momentos de calma en los que no tengan que darse prisa, en los que puedan preparar una tarta o dar un largo paseo por el bosque. Y los abuelos –sobre todo los que están jubilados– disponen de tiempo para ello. Están menos estresados por las obligaciones de la vida diaria y, a veces, son más pacientes que los padres y están dispuestos a sacar todo el material para pintar. A lo mejor intentan compensar de forma inconsciente lo que no pudieron dar en su día a sus propios hijos. Y aunque estos últimos puedan sentir una pizca de celos ante el espectáculo de unos abuelos tan “perfectos”, en el fondo, les están muy agradecidos por dedicar tanta energía a su nietos.
Texto: Isabelle Gravillon. Ilustraciones: Laurent Simon.