Animar, valorar y felicitar para ayudar a nuestro hijo a adquirir confianza en sí mismo. La paternidad positiva y la educación benevolente son nuevas corrientes de la educación. Pero ¿cómo poner el práctica esas buenas intenciones en el día a día? Sigue los consejos que te damos en esta pequeña guía práctica de educación positiva para niños.
Consejos prácticos de educación positiva para niños
“¡Bravo, lo has conseguido!” “Siempre procuro animar a Lucie a que haga cosas para sí misma, no para agradarnos. Cuando se termina el plato, le digo que eso está muy bien, que así va a crecer”, cuenta Brice, padre de Lucie, de 2años.
El punto de vista del psiquiatra infantil: “Intentar motivar a un niño pequeño con argumentos afectivos –diciéndole, por ejemplo: “Cuando comes bien, me pongo contento/a”– no suele ser un método muy eficaz.
A los 2 años, generalmente el niño tiene más ganas de oponerse que de agradar. Pero mostrarle los beneficios concretos que le afectan directamente puede resultar más convincente: “Esta verdura te va a ayudar a correr más rápido y la carne te hará crecer y tener más fuerza”. Así asimila una noción especialmente abstracta: todas las cosas que sus padres le piden que haga son en su propio interés, por su bien, y no solo porque así lo han decidido”.
“Cuando Jules me enseña un dibujo, siempre hago hincapié en lo que me parece más simpático: por ejemplo, el sol, que hace que el dibujo sea más alegre. También le pregunto qué es lo que más le gusta de su dibujo”, explica Coralie, madre de Jules, de 3 años.
El punto de vista del psiquiatra infantil: “El comentario elogioso ante las creaciones del niño –‘Es un dibujo precioso, estupendo’– no contribuye a darle más seguridad en sí mismo. Es demasiado vago, demasiado sistemático. Está vacío de contenido y no tiene una utilidad real. En cambio, cuando los padres se dedican a describir lo que les gusta o les emociona del dibujo, el niño se siente valorado, considerado como un interlocutor de pleno derecho. Y eso es todavía más cierto cuando lo animan a expresar las emociones contenidas en el mismo: “¿Esas nubes grandes y grises están tristes o enfadadas?”.
Cuando Marie juega un rato sola, sin molestarnos, le doy las gracias y le digo que nos gusta que sea buena, que así podemos avanzar en lo que estamos haciendo”, confiesa Quentin, padre de Marie, de 20 meses.
El punto de vista del psiquiatra infantil: “Cuando los padres dan las gracias a sus hijos, no están haciendo demagogia: eso permite recompensar un comportamiento adaptado y positivo sin echar mano de objetos materiales. Pero el agradecimiento solo cobran todo su valor si también se resaltan y se sancionan los comportamientos inadaptados y negativos. La pedagogía del apoyo y el elogio no significa en absoluto que haya que eliminar las sanciones. Si el niño tiene una sensación de coherencia y serenidad es precisamente porque crece en ese contexto equilibrado y justo”.
Texto: Isabelle Gravillon. Foto: Hélène David.