El aprendizaje de las palabras permite a los más pequeños ir construyendo poco a poco el lenguaje, una herramienta imprescindible para evolucionar. Cuanto mejor domine el vocabulario y más rico sea, mejor comprenderá y se comunicará y, así, aprenderá más fácilmente. El papel de los padres en la adquisición del vocabulario es esencial. Seguid estos consejos para ayudarle a progresar.
¿Para qué sirve el vocabulario?
Las rabietas fulgurantes de los más pequeños se explican muchas veces por su incapacidad para comunicarse. Cuando tienen palabras para expresarse y un oído atento, esos accesos de furor desaparecen como por encanto.
A medida que va creciendo, el niño comprueba que cuanto más se enriquece su vocabulario, mejor puede expresar lo que siente, comprenderlo y compartirlo con los que le rodean. Está fabricando una herramienta fabulosa, el lenguaje, que le servirá para establecer relaciones, entrar en el mundo y hacerse un lugar en él.
¿Qué permite al niño el dominio del vocabulario?
La adquisición del vocabulario es un paso obligado para muchos aprendizajes, escolares o no. En el colegio, hay que comprender lo que dice el maestro: si el niño oye palabras que no conoce, ¿cómo puede responder correctamente a las preguntas del docente?
Y a la inversa, dominar un vocabulario variado facilita mucho las cosas al niño. Si entiende la lección, aprenderá más rápido y de forma más duradera. Si encuentra el sentido a lo que lee, accederá más rápido al placer de la lectura.
¿Qué pasa en el colegio?
El aprendizaje del vocabulario forma parte de los programas y los docentes utilizan diferentes ejercicios, actividades y lecciones para que puedan adquirirlo. Así, el niño empieza a analizar el lenguaje que hasta ese momento empleaba sin pensar.
A través de las nociones de sinónimos y homónimos, del sentido literal y figurado, de las palabras simples y derivadas, el niño entra en el misterio de las palabras y en las variaciones del lenguaje. Al abordar la gramática, descubre la naturaleza y la función de las palabras que articulan las frases. Y al entrar en contacto con las conjugaciones, se inicia en el tiempo del relato. El colegio pone las bases que el niño debe adquirir para construir su propio lenguaje.
¿Y en casa?
La familia desempeña un papel importante en la adquisición del vocabulario. El bebé aprende sus primeras palabras de los labios de sus padres. De hecho, no es bueno hablar a los más pequeños utilizando un lenguaje de bebés. Si pueden entender “¿quieres el tete?”, también entenderán “¿quieres el chupete?”.
Es una pequeña excentricidad de los adultos que se reproduce más tarde, cuando los padres no se atreven a utilizar palabras que consideran demasiado complicadas para sus hijos. Sin embargo, los niños las entienden enseguida, solo necesitan que se las expliquemos, sin caer en una clase magistral, que les aburre… ¡magistralmente!
Texto: Anne-Laure Fournier le Ray.