Conversaciones familiares, lectura de cuentos, juegos de palabras, paseos, creación de blogs… Cualquier cosa sirve para mejorar el vocabulario de nuestros hijos. Y es algo esencial, porque el dominio de un lenguaje variado les permite tener la soltura necesaria para comprender, hacerse entender y aprender bien.
Conversar en familia
Las familias en las que se habla se llevan bien. Los niños son muy curiosos y se convierten en auténticas cotorras cuando ven que sus padres son receptivos.
También les gusta hablar con sus abuelos, que a veces usan palabras raras (máquina de escribir, telegrama, póliza, brasero…) y que reúnen dos grandes ventajas: la indulgencia y la disponibilidad. En cuanto a los hermanos, la vida que comparten les permite añadir a su lenguaje las preciadas palabrotas, y también palabras inventadas que solo les pertenecen a ellos, que les hacen reír solo a ellos y con las que disfrutan muchísimo.
Momentos propicios para el diálogo: las comidas, antes de acostarse, los trayectos de ida y vuelta al colegio, los viajes…
Escuchar, leer y mirar historias con los niños
La lectura es un medio muy seguro de enriquecer su vocabulario sin que ni siquiera se den cuenta. Pero a muchos padres les cuesta lograr que sus hijos lean. En ese caso, hay que utilizar medios indirectos: libros “muy divertidos”, cómics, audiolibros, canciones, dibujos animados enriquecedores… A todos los niños les gustan los cuentos, incluso a los mayores. ¡Y los cuentos están repletos de palabras!
Jugar con las palabras
Hay muchos juegos en los que interviene el lenguaje: juegos verbales durante los trayectos largos en coche, juegos de sociedad durante las vacaciones, juegos en internet o de ordenador para los fans de la informática… Los juegos les permiten adquirir vocabulario mientras se divierten.
Ideas de juegos
Juegos verbales: decir nombres de aves, flores, verduras, etc. por turno, hasta que no se les ocurran más; el clásico juego del retrato (se hacen preguntas para descubrir un objeto o un personaje); y otro gran clásico, “De la Habana ha venido un barco cargado de…” (entonces, cada cual añade una mercancía más a una lista que se alarga y hay que memorizar).
Visitar, cocinar, hacer manualidades, pasearse…
Las actividades que hacemos con los niños amplían de forma natural su vocabulario: recetas de cocina, manualidades, jardinería, visitas a museos, paseos…
Algunas actividades:
– Cocinar utilizando libros de cocina para niños, que suelen tener unas recetas y un grafismo atractivos para ellos.
– Ayudarles a completar los libros-juego para niños que hay en muchos museos, castillos y otros lugares turísticos.
– Con los adolescentes, se puede crear un blog familiar ilustrado con fotos y pedirles que ellos escriban los pies de cada una.
Texto: Anne-Laure Fournier le Ray.