Irse de vacaciones con otras familias no es tan idílico como puede parecer. Los unos quieren que sus hijos se acuesten temprano, los otros dejan a los suyos jugar hasta las tantas; unos desaparecen a la hora de recoger y lavar los platos, otros asumen por su cuenta el mando de las operaciones… ¡Si no tomamos medidas, las vacaciones pueden convertirse en una pesadilla! Testimonios (y trucos) de madres y padres…
Testimonios de familias que pasan las vacaciones con otras familias
Sandra, cuatro hijas
«Hace tres años, fuimos de acampada con una amiga mía y su niño de seis años, la edad de mi hija pequeña. Habíamos previsto el reparto de tareas y las actividades, pero no pensé en los horarios. ¡Qué fallo! Mi amiga se empeñó en que su hijo se acostase a las nueve, como siempre. Yo quería disfrutar con las mías de las actividades del camping y olvidarme de los horarios. Pero a las nueve ya no podíamos hacer ruido para no despertar al niño, que a las siete de la mañana estaba en pie. Mi amiga nos decía que éramos unas dormilonas y que, sin nosotras, su hijo se aburría.»
Dionisio, tres hijos
Mis dos hermanas y yo tuvimos el mismo año nuestro primer hijo. Y se nos ocurrió irnos de vacaciones en familia. No fue una buena idea. Todos estábamos aprendiendo a ser padres, pero con criterios distintos. Mis hermanas me parecieron inflexibles. Y ellas nos encontraron muy relajados. Mi mujer se sintió desplazada y juzgada… Una prueba difícil. Con el nacimiento de nuestros otros hijos, todos nos distendimos más. Unos años después, compartimos de nuevo vacaciones y todo fue de maravilla».
Enfoques educativos diferentes…
Los padres con niños muy pequeños, en especial los padres primerizos, son susceptibles. Asumen la responsabilidad de una criatura que no responde a la imagen (por lo general ideal) que se habían forjado. Muchos con fiesan sen tirse desbordados, como explican los psicólogos: no esperaban que fuese tan agotador física y mentalmente. Y, como en la adolescencia, por inseguridad, se protegen con un escudo que los hace bruscos en su reacción. No es fácil sobrellevar la mirada de los demás. Y, encima, los consejos llueven por todos lados: padres, suegros, hermanos, medios de comunicación… («Le consentís demasiado…»; «Si no duerme lo suficiente, su cerebro no va a desarrollarse bien…»). A fuerza de sentirse cuestionados, los padres se sumergen en un mar de dudas y no son capaces de pensar y de confiar en sí mismos. Pero hay que repetirse que, en educación, no hay verdades absolutas ni se puede pre de cir el futuro. Así que, en vacaciones, mejor relajarse. Y, si los comentarios ajenos nos afec tan, es preferible dejar pasar unos cuan tos veranos antes de marcharnos juntos. Por otra parte, este espacio de ocio compartido puede regalarnos sorpresas: el reparto de tareas da un poco más de tiempo a cada uno para sí mismo; el reencuentro facilita muchos momentos en común inolvidables…
8 consejos para unas vacaciones entre amigos
1. Observar antes de tomar la decisión.
¿Cómo se comportan nuestros amigos con sus hijos? Si hay cosas que ya nos molestan cuando nos encontramos a la salida del cole o cuando compartimos una merienda, mejor renunciar a convivir con ellos durante una semana.
2. Convocar una reunión previa. «Conté una mala experiencia anterior y eso nos permitió abordar todos los puntos». «Unas vacaciones en grupo no se improvisan: organizarlas con antelación evita tener que resolver problemas sobre la marcha.»
3. Preguntas que hay que responder antes:
¿Dónde duerme cada uno y con quién?
¿Cómo se organiza el avituallamiento, los menús y la preparación de las comidas?
¿A qué hora se acuestan los niños?
¿Los adultos cenan con los niños o después de haberlos acostado?
¿Se van a hacer en grupo todas las actividades (visitar una cueva, hacer un circuito de arborismo) o hay un margen de independencia?
4. Evaluar el presupuesto de cada uno. Si unos contemplan cenar en un restaurante una noche de cada dos y otros van muy justos de dinero, se puede generar un problema.
5. Abordar los puntos en los que no vamos a ceder. «Para nosotros, el sueño es fundamental y no estamos dispuestos a renunciar a la siesta.»
6. Abordar el tema de la autoridad:
¿Los referentes adultos son intercambiables?
¿Puedo corregir a los hijos de mi amiga?
¿Voy a aceptar que mi hijo se quede a cargo de otro papá u otra mamá?
7. Prever un tiempo de vacaciones sólo en familia. «Después de una semana en grupo, tenemos ganas de estar solos con nuestros hijos.»
8. Mantener una actitud filosófica. «Las vacaciones también son saltarse un poco las normas del día a día.»