Cuando estamos bajo el agua un buen rato, por ejemplo jugando en la piscina, o dándonos un baño en la bañera, los dedos de las manos y de los pies comienzan a arrugarse. Sin embargo, el resto de la piel del cuerpo: la piel de los brazos, de las piernas, de la espalda o de la tripa, permanece lisa, no se ve así de arrugada. ¿Por qué? La revista Caracola nos ayuda a entender este curioso fenómeno.
Podcast para niños: ¿Por qué se arrugan los dedos bajo el agua?
Veinte minutos en el baño en agua calentita, y los dedos de nuestras manos y pies se arrugan. Parecen pasas. Pero esto no dura para siempre, poco a poco, van recuperando su aspecto original.
¿Por qué ocurre?
Hay distintas teorías sobre ello. Por ejemplo, durante mucho tiempo se pensó que esto ocurría porque la piel se hinchaba al absorber agua, igual que hacen las esponjas. Y esa agua se almacenaba bajo la capa de la piel, llamada epidermis, y se ponía así de arrugadita.
Sin embargo, hay una nueva teoría que ha ganado importancia en los últimos tiempos y se ha impuesto a la anterior. Esta teoría afirma que la causa del agrietamiento de manos y pies al estar en contacto con el agua está en nuestro sistema nervioso simpático. Aunque tenga un nombre gracioso, es un sistema muy serio, porque se encarga de controlar a determinados órganos en esas situaciones en las que han de activarse rápidamente. Por ejemplo, puede dilatar la pupila para que veamos mejor en la oscuridad.
Pero volvamos a la piel de las manos y pies arrugaditas y por qué están relacionadas con el sistema nervioso. Cuando estamos sumergidos en agua, las terminaciones nerviosas que hay en los dedos se encogen, y los reguladores de la temperatura corporal en la piel pierden volumen. Esto empuja la estructura de la piel hacia dentro, se hunde y… ¡voilà, aparecen las arrugas!
¿Y por qué no ocurre en otras partes de la piel?
Porque tenemos una gran cantidad de terminaciones nerviosas en los dedos de manos y pies, muchas más que en otras zonas del cuerpo como las piernas o los brazos.