La Escuela Infantil desempeña un papel fundamental en la educación del niño. ¿Cuál es hoy en día la misión principal de la Escuela Infantil? Una respuesta en cinco puntos, antes del inicio de las clases.
5 cosas que aprenden los niños en la Escuela Infantil
1 – Dar confianza al niño
A sus 5 años, Sara mira casi con ternura sus miedos de cuando era “pequeña”: “Cuando empecé el cole, a los 3 años, tenía miedo, pero la señorita me cogió de la mano y se puso a jugar conmigo”. Hoy, Sara se encuentra muy cómoda cursando el último año de Educación Infantil y empezará muy tranquila 1.º de Primaria el curso que viene. Sus años de Infantil han cumplido su misión. Una misión que Isabelle Racoffier, presidenta de la Asociación General de Docentes de la Escuela Infantil Pública de Francia, resume en una frase: “Dar confianza al niño para que pueda desarrollarse y, de este modo, aprenda mejor”.
Como resume el neuropsiquiatra Boris Cyrulnik: “La cualidad intelectual no es una cualidad cerebral, sino una cualidad relacional”. Por ello, un niño que sufre negligencia afectiva o que vive en un clima de violencia conyugal o en la precariedad social, corre el riesgo de ser demasiado inseguro para embarcarse con serenidad en los aprendizajes. El papel de los profesionales de la Escuela Infantil (maestros y auxiliares) es entonces fundamental, porque al esforzarse en crear un clima afectivo propicio, contribuyen a compensar las desigualdades derivadas de las circunstancias familiares. Boris Cyrulnik afirma: “Cuando se organiza bien la relación entre los adultos y los niños, estos últimos mejoran su rendimiento”.
2 – Desacelerar para desarrollarse
¡No tengamos tanta prisa! “Nuestro sistema escolar –denuncia Boris Cyrulnik– fomenta al esprínter y elimina a los corredores de fondo, a los que tienen un ritmo de desarrollo más lento”. El neuropsiquiatra hace alusión a los países del norte de Europa, que han adoptado una “estrategia educativa y afectiva” diferente. “Allí les dan confianza en sí mismos, los desaceleran –describe–. Aprenden a su ritmo, cogen confianza”. A los 15 años, su desarrollo humano es “admirable” y su rendimiento escolar está entre los mejores del mundo.
3 – Jugar para aprender mejor
A los niños de 2.º de Educación Infantil (2.º ciclo) les gusta jugar, hacer figuras de plastilina, pintar, cantar… ¿Cómo? ¿Entonces no hacen nada “serio”? Muchos adultos tienen esta idea preconcebida sobre las actividades que los niños realizan en la Escuela Infantil: les gustaría que fuera más escolar y que se focalizara en los aprendizajes formales. Pero los textos oficiales insisten en las dimensiones sensoriales, sociales, afectivas, motrices y artísticas. ¡A los 4 años no se aprende como en Primaria! “Muchas veces nos transmiten la idea de que el juego no es riguroso –se enoja Isabelle Racoffier–. Pero que jueguen no significa que no aprendan nada, ¡al contrario!”. Cuando, por ejemplo, un niño tiene que representar por turno primero a Caperucita Roja, luego al lobo y después a la abuelita, elabora una imagen mental que le permite integrar el argumento del cuento y su dimensión simbólica.
Las disciplinas artísticas también son muy valiosas. Los efectos de la música en las competencias lingüísticas y matemáticas, en la memoria y en la coordinación están científicamente comprobados y calculados. Sin olvidar el trabajo en grupo y el respeto al otro. Y todo eso no queda reflejado en un cuaderno ni en una ficha que se rellena sentado detrás de una mesa.
4 – Hablar, hablar, hablar
Boris Cyrulnik recuerda: “Los tutores para el desarrollo de los niños son las palabras”. El docente de la Escuela Infantil les hace vivir experiencias sensoriales, motrices, artísticas, simbólicas, científicas… Los niños suelen avanzar a tientas, por ensayo y error, repitiendo. Y todo ello es un pretexto para hablar con un adulto: “Escucho, pregunto, reformulo, supero, confirmo –explica Isabelle Racoffier–. Así se desarrolla el lenguaje, la sintaxis y, luego, el pensamiento y el saber”. Plantear preguntas sobre una pintura o sobre una creación de plastilina, por ejemplo, es sumergir al niño en un baño lingüístico esencial.
5 – Encontrarse con los demás
Matricular a un niño en la Escuela Infantil es confiar en la institución y hacer que pase de una cultura familiar a una cultura más universal. En el colegio, el niño va a desarrollar una existencia propia, al margen de la mirada de los padres. ¡Eso es importante! El pequeño se va a relacionar con sus iguales, con los que podrá entablar amistades… y enemistades. El colegio también le abrirá la puerta hacia un mundo que la familia no siempre frecuenta, o frecuenta de otra manera: “Vamos a la mediateca”, apunta Lana. “Y también al cine”, añade Baptiste, con los ojos brillantes. “Hicimos una excursión en autobús”, recuerda Elena. “Fuimos a un parque y a un museo”.
Los momento clave de la vuelta al cole
Antes de empezar las clases…
• Piensa en el peso de las palabras. Prometer al niño que “va a ser genial” podría provocar una enorme decepción si la experiencia no está a la altura de las expectativas.
• Tu hijo ya es “mayor”, sí, pero en el inicio de algunos cursos (1.º de educación Infantil o 1.º de Primaria) será el “pequeño” del colegio.
• Promueve su autonomía: comer solo, vestirse, ponerse los zapatos…
• ¿A veces se hace pis encima? No te preocupes, ¡el efecto arrastre cuenta mucho!
El día que comienza el colegio:
• Ve al cole con tiempo: generalmente los padres son invitados a entrar en la clase.
• Di claramente a tu hijo: “¡Hasta luego!”. Y explícale quién irá a buscarle y a qué hora. Después del primer día
• A veces, el segundo día es más delicado que el día D. El niño sabe a qué atenerse, especialmente a tu ausencia.
• No duces en contar al docente o a su auxiliar lo que te preocupa o lo que preocupa a tu hijo.
• Deja que tu hijo cuente las cosas como quiera… o que se quede callado. ¡El cole es su jardín secreto!
• Por último, no sufras: “Al cabo de una semana, generalmente han desaparecido los llantos”, cuenta una docente de 1.º de Educación Infantil
Texto: Anne Bideault.